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miércoles, 19 de enero de 2011

Los mayores también escriben

El 23 de septiembre de 2010 en el post titulado "Aprendiendo desde su voz" hablé de Laurentino, el padre de mi amiga Begoña y de la nueva vida que había decidido comenzar en una residencia. El pasado domingo comí con ellos y me estuvo contando su día a día. Está contento, satisfecho, tiene muy buen aspecto y lo más importante es que es feliz con su situación actual. Me dió una poesía, tal como me había prometido en su día, que había escrito sobre el centro en el que está. Hay que leerla despacio, pensando que está escrita por un hombre de 92 años, al que le gusta mucho escribir y que expresa en ella todo lo que ve en la residencia donde vive. Espero que me de más textos suyos para compartirlos aquí, es todo un lujo.


LA RESIDENCIA.
I.
Florecitas ayer,
hoy abuelas ya son.
Allí están muy orgullosas,
tan dulces y cariñosas.
Con andador van algunas,
otras con silla de ruedas,
muy alegres y dichosas.
Muchas son las que allí quedan
en donde están recogidas.
Y por todas protegidas
en la hermosa residencia.
Ahora dulces jovencitas
por él día están cuidando.
A los hombres y mujeres
les duchan si ellos no pueden;
descalzan, visten y acuestan
vigilan tengan buen sueño.
Si es necesario consuelan.
¡Benditas las residencias!
¿Dónde está la juventud?
aquella que se fue acabando.
Aquella que alegremente
se van quemando los años
en juergas o algarabías,
o que vamos consumiendo.
el tesoro de la vida.
Ya inútil brazos y piernas,
hay que buscar residencia.
Que ahí mejoren su estado,
los muchos años vividos.
acabados en el tajo,
en talleres y oficinas.
¿En dónde encontrar amparo?
- En un lugar a propósito.
Búscalos que hay unos cuantos.
Dejemos la adolescencia,
pensemos en el mañana,
no siempre se tiene gana,
de buscar donde bailar.
Buena edad pronta se va,
ya la vejez está ahí,
hoy te ayudaré a ti
¿Mañana donde yo iré?
Hoy te puedo asegurar
lo que es para un potentado:
caso de que tenga duda
- ¿Dónde meto este lisiado?
que un accidente sufrió.
Más para él es muy fácil,
con dinero Don le llaman
pero al que está en la calle,
la sociedad abandona
si Barcelona es bona.
¿Por qué no da muestras ya?
La Solidaridad venga.
Como Jesús nos enseña
ayuda al que no tiene
si perdemos la salud,
la del cuerpo y la del alma.
Sólo nos queda la vida,
y hay quien la pierde enseguida,
sin llegar a disfrutarla.
En la senectud pensemos:
¿Se andará en silla de ruedas?
Piénsalo bien mientras puedas,
nadie la quiere comprar.
Me enseñan la residencia
la construcción es muy bella.
Al verla no te da pena.
Trabajaron a conciencia
pusieron toda su ciencia
en centro para mayores.
Al final me decidí
y voy al lugar adecuado
muy alegre y confiado,
llevo lo necesitado.
La residencia elegí.
Permítanme que de gracias,
a quienes ponen sus fondos
para construir residencias
teniendo buena conciencia
y sus bolsillos muy hondos.
Como el gorrión de mi casa
en ella hago mi nido.
A la vida más no pido
que entretenido esté aquí.
Ahora soy usufructuario
con derechos vitalicios,
ya no tengo, pues, más vicios
por ser un buen hombre ario.
Si van a usar instrumentos,
aquellos con varios males
cogen sin duda pedales,
y, a correr con mucha gracia.
Varios van a paralelas,
allí mejorando van.
Si precisas los masajes,
fuera sean ya los trajes
la manga o la pernera,
Masaje en brazo o pierna.
Terapia con frotamientos,
impiden los malos vientos
con sus manitas de ángel.
Fisioterapia muy buena.
¿Y las fisioterapeutas?
Todas con buenas manos
para el cuello retorcer.
A veces el cuello suena.
Las vértebras con las venas,
hace días que a una dije:
¿Yo tengo cara de pollo?
No pensaba fuera un rollo.
- Pues hoy parece gallina,
que a mi abuela yo le he visto
con gallina hacer buen pisto,
y su cuello retorció.
Tienen buena maestría.
Y así demuestran tener.
Que pronto van a poner
con estupenda pericia,
a quienes lo necesitan,
el instrumento adecuado:
piscina climatizada.
La cama que da masajes;
pedales; los infrarrojos
los músculos dejan flojos,
El que está con Parkinson
le gusta la cama de agua,
da masajes en la espalda
por lo visto sienta bien.
Van a recibir corrientes
los que el médico indica
así tal a ultrasonidos;
a la magneto terapia
van con fe los indicados.
Como a presoterapia
y otros cuantos instrumentos
Desconocidos por mí.
Espaldera; escalera
de dedos; rueda de hombros;
parafina; escalara,
con su rampa;
conclusión, esto es,
mejor que hotel cinco estrellas.
No busques cosa distinta,
que no lo vas a encontrar.
La medicina es muy buena,
los médicos y enfermeras
están prontos a tu vera
para hacerte caminar.
No dudes y vete ya.
Elije la que convenga.
diversiones y no males,
en el centro de mayores.
Olvidamos los dolores,
con el cine y manuales.
Con buenos televisores,
no quedamos sin partido,
Surgidos del cielo dones,
nos dan por haber sufrido.
La tele desde la cama,
más cine verás si quieres.
La tele es un modelo.
Por ver artista de más fama.
Las puertas están abiertas.
a gusto me quedo dentro.
Salgo si quiero o entro.
Nadie me cierra las puertas.
No sé cuanto he de durar
metido en este tinglado.
De hablar de las residencias.
frente a tantas conciencias
que moleste lo versado.
Hablemos de directores
que dan el cuero y el alma,
en mantener siempre en calma
a quienes sufren dolores.
Jóvenes en recepción
reciben muy satisfechas
a quienes entrar desean
anotando día y fechas,
informando al director.
Muchachos y jovencitas
que vigilan noche y día
si estás durmiendo o no,
si te encuentras bien o mal.
Y tomando las medidas
precisas de cada caso.
Si te embarga el sentimiento,
por dolor de los demás.
este ¡Amigo mío! No es
tu lugar más adecuado.
Yo no he podido aguantar,
de mi mujer el recuerdo,
que hace un año la perdí.
La muerte se la llevó.
Como inútil no me encuentro,
creo que puedo ayudar.
No espero premios de nadie.
Con estar muy satisfecho,
Me considero pagado.
Quiero recordar si puedo,
el bar de la residencia.
Y tendré mucha paciencia
en no producir enredo.
Allí hay dos televisores
con emisiones de pago.
Yo no he visto ningún mago
que enrede las emisiones.
Pueden jugar en parejas,
al dominó y a las cartas.
Collares hay quien ensarta.
Y otros ven a jugadores.
También tienen buen jardín,
corretean por allí.
Charlando y tomando el sol
VALE
Salamanca 10 diciembre 2010.
Laurentino Fernández Blanco

martes, 18 de enero de 2011

El caso de Olot

Con que mal cuerpo me acosté ayer. Estuve viendo un reportaje de Antena 3 sobre el caso del celador que en un centro geriátrico de Olot acabó con la vida de varios ancianos, supuestamente para que no sufrieran. Muchos son los interrogantes que me surgen, muchos. No sólo el de que el médico que firmaba el certificado de defunción no viera nada sospechoso (se apunta a que en algunos casos firmaba sin ver el cadáver), pero ¿y el personal auxiliar? Estuve imaginando que a nosotros nos ocurriera algo similar y llegué a la conclusión que un caso se nos podía dar, uno, pero no dos. Siempre estamos expuestos a convivir en nuestra vida diaria y laboral con personas que todos llamaríamos “raras” y pocos se atreverían a calificarlas como personas no cuerdas. En mi centro vamos a imaginar que ocurre algo de este tipo, estoy segura que alguien comentaría esas marcas en la cara, un olor no normal o ese sufrimiento al morir, estoy totalmente segura de eso. Puede que se nos pasara la primera vez pensar en algo más retorcido pero si se repitiera una segunda vez, pongo la mano en el fuego sin temor a quemarme, que nos haría saltar todas las alarmas y que es imposible que nos calláramos todos pensando en la casualidad.
Soy contraria a tener a las personas mayores encamadas, es algo que considero que empeora su calidad de vida o que hace solitario y triste su final. He visitado centros donde hay muchas personas recluidas en sus habitaciones, encamadas, sin tener ni siquiera la capacidad de poder avisar si necesitan algo, esperando su muerte. En nuestro Centro sólo les dejamos en la cama si están agonizando, los estímulos que reciben estando levantados son totalmente beneficiosos incluso para su final. Trabajando de este modo también aseguramos que nadie se olvida de ellos, aunque sea involuntariamente, todo el mundo ve cuándo y cómo come, cuándo protesta, el personal es testigo de todo. Cuando alguna gerocultora hace algo de manera incorrecta, yo suelo emplear siempre la misma frase: “tan culpable es la persona que lo hace como la que lo consiente sin decir nada”, para que en nuestro medio ocurriera algo como lo de Olot se necesitaría el consenso de varias personas y eso lo hace inviable.

martes, 11 de enero de 2011

La crisis y las personas mayores

Comenzó un año nuevo, un año marcado por la crisis y una crisis que se va recrudeciendo para todos. Tan sólo llevamos once días del 2011 y me ha sorprendido escuchar en varios círculos de gente distintos y distantes un mismo argumento. ¿Por qué dar ayudas a las personas mayores? ¿Por qué gastar dinero y recursos en su salud y su situación social? Hay que ayudar a la gente joven, seguir con el cheque-bebé, aumentar el tiempo en las prestaciones del paro y así una larga lista de reclamaciones a favor de la juventud y en contra de los ancianos. Me parece muy injusto el planteamiento. Soy madre de dos jóvenes, una de ellas comenzando su andadura laboral y otra estudiando aún, sin ningún tipo de ayudas. Lo siento pero creo que las personas mayores deben ser protegidas. La generación de octogenarios actual es una generación que pasó privaciones, una guerra civil, muchos de ellos no conocieron algunas de las comodidades imprescindibles hoy en día, hasta que no fueron cincuentones. Trabajaron mucho y gastaron bien poco y aún así no lograron tener lo suficiente para poder vivir su vejez sin sobresaltos. La crisis no debe nunca servir para enfrentar colectivos pero sobre todo tenemos que pensar que a ancianos vamos o van a llegar, una mayoría de las personas que hoy creen que no merece la pena gastar recursos en este colectivo.