Anoche un lector me recordó el tema de la estructura física de las residencias y centros para mayores. Generalmente los arquitectos hacen proyectos basados en muchos factores que no son casi nunca en función de criterios ergonómicos aunque cumplan las normativas oportunas. Es muy habitual que no se tengan en cuenta aspectos puramente básicos y prácticos. De nada sirve que una habitación tenga las medidas exigibles si a la hora de la verdad las personas que trabajan el día a día se encuentran con falta de espacio real para poder manejar una grúa dentro de la habitación. Se tropiezan con la cama, le dan al armario, rozan la pared, etc. Los constructores junto con los arquitectos cuando comienzan un proyecto barajan criterios económicos, estéticos, de calidad, pero si no hay un profesional que guie y vaya acomodando ese proyecto a las personas a las que va dirigido el resultado nunca es satisfactorio y estará sujeto siempre a soluciones mediocres.
En una ocasión estuve en una residencia recién construida donde los espejos de los cuartos de baño estaban empotrados en la pared a una altura que no permitía que una persona en silla de ruedas, o sentada, pudiera mirarse en él. Puedo asegurar que pasó la inspección sin ninguna objeción. Como se obligaba a que los enchufes estuvieran fuera del cuarto de baño, la persona mayor que quería afeitarse tenía que, o bien poner un alargador, o afeitarse dentro de la habitación con un espejo pequeño. Nadie había previsto las distancias de esos enchufes. Estoy hablando de cuestiones que saltan a la vista nada más verlas.
Con el mobiliario ocurre lo mismo. En nuestro centro se adquirieron, antes de llegar yo, unos sillones con ruedas que el proveedor vendió como signo de modernidad y adelanto. La realidad nos demostró en muy poco tiempo que son sillones muy pesados para mover, no son nada cómodos para el anciano y en algunos casos han resultado perjudiciales.
Podríamos también hablar de la ubicación de almacenes, lavandería y otras estancias a las que no se les da importancia. Podríamos hablar de la luz natural tan necesaria para personas institucionalizadas. ¡Podríamos hablar de tantas cosas!
Mi recomendación es que cuando alguien se lance a iniciar un proyecto cuente siempre con el asesoramiento de un profesional en activo, no vale un profesional teórico, tiene que ser alguien que esté trabajando a diario, al que se le escuche. El resultado siempre será ventajoso para todos. No habrá que reformar posteriormente lo que no se tuvo en cuenta al principio,con el consiguiente coste económico. los trabajadores realizarán su cometido de forma correcta y los mayores ganarán siempre.