Funcionamiento y reflexiones sobre la vida diaria de una residencia para personas mayores.
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lunes, 19 de julio de 2010
Ley de Dependencia, el copago
El otro día me preguntaba un familiar de un residente cómo era posible que la ayuda que percibía de la Ley de Dependencia por prestación económica vinculada a un servicio hubiera disminuido del año pasado a este. Hice las comprobaciones oportunas y efectivamente ese residente cobra este año 30€ menos que el año pasado. La respuesta me la dieron los servicios técnicos de la Comunidad Autónoma a la que pertenecemos. La valoración económica de los residentes es evaluada anualmente, se accede a la Agencia Tributaria y a los servicios del Catastro para ver las posibles variaciones patrimoniales tanto al alza como a la baja. Hay mucha gente que considera esta ayuda como una pensión y que por lo tanto nunca debería bajar pero la realidad es que es una prestación que se da en función también de la situación económica del dependiente que varía más de lo que imaginamos. El debate entre si es justo o no que alguien que haya ahorrado pague más que el que no lo ha hecho es para mí un debate en el que no tengo clara mi postura. La persona ahorradora no puede, por llamarlo de alguna manera “ser penalizada”, pero asimismo cuando no se ha ahorrado se ha generado riqueza con el consumo y se han pagado impuestos con el gasto realizado. Lo que si constato con relativa frecuencia es que los familiares son los más interesados en que el residente gaste poco y es triste ver como por ahorrar un mayor para que le hereden, no tiene las gafas adecuadas o la dentadura correcta. Los hijos debemos acostumbrarnos a prescindir de las herencias, no es un derecho, al fin y al cabo es un regalo. Los mayores deben emplear sus ahorros en vivir adecuadamente su última etapa de la vida y eso significa primordialmente vivir bien cuidado, en una residencia o en el propio domicilio, y al mismo tiempo lo que he nombrado antes: unas buenas gafas, una dentadura adecuada, un aparato de oír y cuantas ayudas técnicas precisen que hagan más fácil su día a día. Todos debemos aprender a vivir de nuestro trabajo sin esperar herencias, que si vienen serán muchas veces a costa de la privación y la austeridad absoluta de quien nos las proporciona. La ley de Dependencia, no puede estar pagando, de los impuestos de todos a los dependientes para que sus hijos hereden, todo lo que sea en beneficio de nuestros mayores ¡por supuesto!, pero no lo que sea en beneficio de terceros.
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