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martes, 25 de octubre de 2016

Auxiliares de referencia, ¿quién las elige?

Hace unos meses siguiendo los dictados de los teóricos del Modelo de Atención Centrada en la Persona y con el imperativo legal a las puertas comenzamos en nuestro Centro a trabajar en la figura del Auxiliar de Referencia. Para ello contábamos con diez profesionales. Descartamos al personal de noche y asignamos con criterios del equipo técnico seis residentes por auxiliar.
Les hemos dado formación del Modelo y de sus consecuencias en su trabajo que han ido asimilando de forma irregular. Algunas de ellas todavía no están convencidas de la importancia de su cometido y lo aceptan con resignación. Ninguna ha mostrado el rechazo absoluto a las personas que le han sido encomendadas aunque sí han manifestado la complejidad y trabajo que suponen algunas de estas personas, bien por su carácter o incluso por las demandas familiares. Tuvimos en cuenta también estas circunstancias e intentamos que no confluyeran en la misma auxiliar demasiados casos difíciles. Tengo que señalar que en nuestro Centro no hay muchas opciones, hay 36 personas mayores y diez auxiliares, el campo de elección es pequeño.

Hace ya unos días dimos el segundo paso. Hicimos la pregunta al contrario. Fuimos entrevistando a los residentes individualmente pidiéndoles que nos dijeran quién sería su mejor auxiliar y con quién creían que no congeniaba lo suficiente. Tomamos precauciones para no contaminar sus elecciones, les preguntamos sin que pudieran comentarse entre ellos lo que iban a contestar. El resultado no fue ni mucho el que en teoría cabría esperar. Es cierto que algunos de ellos contestaron con criterios de peso sobre la que querrían, sin embargo muchos lo hicieron atendiendo a otros criterios muy discutibles. Si la auxiliar, por ejemplo, era del pueblo donde eran ellos, la elegían, no tanto porque creyeran que iba a empatizar más con ellos sino por un sentido de pertenencia y deslealtad si no lo hacían y así otras elecciones discutibles. De nada ha valido explicar varias veces que no estaban en una votación (con ese término lo han ido comentando posteriormente), que su elección no significaba que las no elegidas eran peores profesionales. Incluso una residente nos comentó al día siguiente que no había dormido por la noche porque su hijo le había “regañado” por hacer una elección. No fuimos capaces tampoco, en realidad era lo que queríamos, detectar incompatibilidades concretas, cuando les preguntábamos a quién no querían la respuesta era más o menos igual en todos ellos: “yo estoy muy contenta/o con todas, no hay ninguna que no quiera”

Todo esto me lleva a la gran reflexión que ya hice en su día, tenemos una generación en los Centros que no está enseñada a tener poder de decisión. Si les aprietas lo dejan en manos de la familia que en muchos casos no es nada realista ni con ellos ni con el Centro. Cuando les dices que tienen que empezar a elegir, simplemente creen que se trata de elegir si comen una cosa u otra o bien a no tener en cuenta las mínimas normas que tiene que haber en un sitio de convivencia sin las cuales no sería posible el día a día pero hacer elecciones realmente transcendentales para su plan de vida es una tarea compleja. Hay algunos residentes de los considerados válidos que observamos que esconden o tiran alguna pastilla de su tratamiento. Les he explicado varias veces que no tienen ninguna necesidad de hacerlo, simplemente nos hacen saber de forma fehaciente que no quieren el tratamiento, el médico les informa de las consecuencias y ellos toman su decisión, seguimos jugando al ratón y al gato.
Al principio de comenzar a aplicar el modelo les hablábamos de la necesidad de que ellos tuvieran participación activa en su cuidado, ahora ya incluso les comentamos que estamos obligados legalmente todos a tener en cuenta sus deseos y opiniones, aun así yo creo que creen que no es verdad, que es una originalidad mía. Sospecho que tendrán que pasar algunos años y no pocos, para lograr que toda persona mayor elija y sea parte activa en su cuidado.

domingo, 12 de junio de 2016

CARTA AL SEÑOR ABERASTURI

Señor Aberasturi el 90 por ciento de los periodistas son unos mentirosos que no cotejan sus noticias y que escriben de todo, son cuasi multimedia: mucho de todo y todo a medias. Es usted un ignorante. Dirijo una residencia de 36 personas del medio rural. Acabo de regresar del "58 congreso de las Sociedad de Geriatría y Gerontología", organización a la que tengo el honor de pertenecer y con la que colaboro. Soy coordinadora de su grupo de trabajo “Criterios de calidad asistencial en servicios sociosanitarios para personas mayores”. Pertenezco también al grupo de expertos que elaboró el "Sistema de Acreditación de Calidad para los servicios de atención a personas mayores de la SEGG". Sinceramente me ofenden sus palabras dichas ayer en el programa “No es un día cualquiera” de Radio Nacional de España: “el 90% de las residencias tendrían que cerrar si hubiera inspecciones” ¿Cuántas residencias ha visitado usted? ¿qué conoce usted de las residencias? Muy poco o nada. Las personas mayores no son estúpidas, ni todas están en proceso de demencia, los familiares por regla general no son agentes pasivos que contemplan mudos lo mal que están sus mayores en los centros. No tiene usted ni idea de lo que habla. Me enfadan también esas personas que dicen haber sido testigos de malas prácticas en algún centro, si son familiares ¿Qué hacen dejando que ocurra? ¿por qué no sacan a su familiar inmediatamente de donde está? Siempre es lo mismo. Créame para que un centro cometa infracciones graves tiene que haber mucho cómplice, cosa que no es tan fácil. Siempre habrá algún caso, por supuesto, pero frente a ese caso millares de personas mayores viven en centros que consideran su casa, con un entorno adecuado y unos cuidados profesionales y con una expectativa de vida mayor y con más calidad. Me ofende y mucho porque al igual que yo la mayoría de los profesionales que nos dedicamos a esto estamos en continuo proceso de aprendizaje buscando nuevas formas de atender a nuestros mayores que les proporcionen autonomía e independencia. Ofende usted también a los servicios de inspección de mi comunidad. Por cierto la última inspección que pasamos fue el jueves pasado, mientras yo estaba en el Congreso compartiendo conocimientos con otros profesionales. Tenga cuidado con su patrimonio Señor Aberasturi porque como le dijo el Dr. López Trigo podría perderlo en cualquier momento.

jueves, 5 de mayo de 2016

Decreto de autorización y funcionamiento de los centros de carácter social para la atención a las personas mayores en Castilla y León

Hace tiempo que tengo abandonado el blog, no es por falta de ganas y temas para contar sobran. Desde la última vez han ocurrido muchas cosas, grandes y pequeños acontecimientos. Todos los días me acuesto con alguna reflexión que quiero compartir pero a veces el tiempo se nos va y los días pasan. Hoy como en muchos sitios de España hace un “día de perros”, ha comenzado a caer la lluvia como si no hubiera mañana como dice algún dicho popular y mientras contemplo esta lluvia castellana, comienzo a teclear.

Hace dos días la Gerencia de mi provincia nos citó a una reunión junto con otros directores para darnos algunas pinceladas sobre el nuevo decreto de funcionamiento para centros que la Junta de Castilla y León ha publicado el 5 febrero y que entra en vigor el 6 de agosto (DECRETO 2/2016, de 4 de febrero, de autorización y funcionamiento de los centros de carácter social para la atención a las personas mayores en Castilla y León)

La reunión fue un tanto descorazonadora. Muchos de los asistentes, esa impresión me dio a mí, no tenían ni idea de lo que era el Modelo de Atención sobre el que se basa la normativa, hubo algún que otro grito y malas maneras por parte de algún director. Acusaban de no haber contado con ellos para la elaboración de la normativa, sinceramente no es justa la acusación. La Junta tuvo mucho tiempo en su página colgado el borrador y la posibilidad de hacer comentarios. Hubo quien protestaba porque le obligaban a quitar plazas, tenía todavía habitaciones con tres y cuatro camas, sí, sí, todavía existen centros con esas características, a mí me sorprendió. Hay pequeñas residencias que se abrieron en los tiempos que no era necesaria ninguna titulación, ni para el director ni para el personal de atención directa, y ahora se encuentran con que las exigencias les obligan a profesionalizar sus centros y en esto también tengo que estar de acuerdo con el decreto. Una cosa es que alguien ejerza como empresario, poniendo los medios económicos para abrir una residencia y otra muy distinta es que pueda dirigirla profesionalmente. Yo he llegado a conocer hace años a alguien que tenía un mesón-restaurante y lo transformó en un centro como podía haber puesto un supermercado, sin ningún tipo de conocimiento profesional y por supuesto lo dirigía.

Me produce cierto sobresalto oír a algunos directores hablar de “los abuelos” y ahora entiendo que algunas personas sigan hablando de las residencias como asilos.

El nuevo decreto tiene muchas bondades y algún que otro gazapo. También contiene algunas imprecisiones sobre todo en el tema de los técnicos que se prestan a errores y que en un corto espacio de tiempo habrá que ir aclarando. Una de las cosas que más llama la atención es la no exigencia de ningún profesional sanitario en concreto. Hay un equipo técnico con una ratio concreta pero cada centro puede elegir lo que le venga bien. Dicho en castellano, en mi centro hay un médico, una enfermera, un fisioterapeuta y una terapeuta ocupacional, pues bien a partir del 6 de agosto podríamos prescindir de alguno de ellos y en otros casos sustituirlos por otros profesionales.

Es cierto que las pequeñas residencias nos hemos quejado de la obligatoriedad del médico, con un determinado número de horas, cuando era muy difícil contratarles. ¡Pero de eso a prescindir! Se nos dice que los sanitarios del Sistema Público de Salud tienen la obligación de atender a nuestros mayores, cierto, pero como maticé yo en esa reunión no van a ir a pasar consulta a las residencias del mismo modo que no pasan consulta en los domicilios particulares. Irán para aquellos mayores encamados y en casos de urgencias. No van a ir a ver a fulanita porque le duela el estómago o porque se haya levantado con dolores. Serán los centros los que tengan que desplazar a sus residentes a los consultorios y les aseguro que en muchos casos es algo complicado, los consultorios no están cerca, la climatología, el acompañamiento del personal, etc., son factores a tener muy en cuenta a la hora de pensar en prescindir del médico o de la enfermera que en nuestro caso al menos, realiza una labor impagable en el tema de la prevención de escaras tanto con los mayores como en el de formación del personal de atención directa.
Si hablamos del fisioterapeuta díganme un centro que no necesite de un rehabilitador (fracturas de cadera, artrosis, entumecimiento, etc.) La Terapia Ocupacional es fundamental pero aquí sí que veo el riesgo de que algún que otro profesional de este campo pierda su puesto de trabajo. Los terapeutas no pueden ser monitores de tiempo libre. “La Federación Mundial de Terapeutas Ocupacionales (WFOT) define a la Terapia Ocupacional como una profesión que se ocupa de la promoción de la Salud y el Bienestar a través de la ocupación. El principal objetivo de la terapia ocupacional es capacitar a las personas para participar en las actividades de la vida diaria. Los terapeutas ocupacionales logran este resultado mediante la habilitación de los individuos para realizar aquellas tareas que optimizarán su capacidad para participar, o mediante la modificación del entorno para que éste refuerce la participación…” Tengo la gran suerte de contar con una Terapeuta Ocupacional totalmente profesional. En estos momentos el equipo técnico de mi centro es un equipo necesario y prescindir de cualquiera de los profesionales iría en detrimento de nuestros mayores. Tanto es así que estamos muy por encima de la ratio que nos exigen. Prometo seguir desmenuzando el decreto y exponer lo que considero como muy bueno y lo que no tanto. Hay mucho para hablar.