Hace unos días nos dejó P. Había llegado a nuestro centro en octubre del año pasado, venía con un diagnóstico confuso de Alzheimer que resultó ser una demencia con cuerpos de Lewy, una enfermedad degenerativa y progresiva que comparte algunos síntomas con otras enfermedades y que incluso se superpone con alguna de ellas como el Alzheimer y el Parkinson. Estas personas presentan alteraciones de la conducta y de la memoria semejantes a los que se observan en el Alzheimer y síntomas motores que están presentes en el Parkinson. También presentan alucinaciones visuales muy intensas, tienen una esperanza de vida entre 5 y 7 años y el avance de la enfermedad es implacable, no presenta una sucesión de etapas.
Es alentador y me llena de orgullo ver como el personal va adquiriendo experiencia profesional y detectando inmediatamente las distintas enfermedades y diferencias de nuestros residentes. Cuando llegó P. las gerocultoras siempre señalaron que era una señora que no presentaba un Alzheimer común, nos llamaba a cada una de nosotras por nuestro nombre, sabía incluso nuestra función en el centro, reconocía a su familia, nunca perdió esas facultades.
Pero si por algo ha sido especial P. ha sido por la tranquilidad y serenidad con las que la hemos podido cuidar. Su familia, en concreto su marido y sus dos hijos, siempre confiaron en nosotros, sin reservas, y esa actitud nos ha generado un clima de confianza muy positivo para todos, para ellos como familia y para nosotros como cuidadores. Desde aquí les doy las gracias en nombre del Centro por habernos permitido cuidar de ella de ese modo.