Funcionamiento y reflexiones sobre la vida diaria de una residencia para personas mayores.
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viernes, 15 de abril de 2011
Compartiendo
Desde hace un tiempo un grupo de directores de mi ciudad decidimos reunirnos de manera informal en torno a una comida, cuando nuestras obligaciones nos lo permiten, para compartir impresiones, aprender unos de otros y en definitiva no sentirnos aislados en nuestra función. Tengo que reconocer que cada vez que lo hacemos, al menos yo, me siento reforzada sacando siempre algo positivo. Somos diferentes en nuestros planteamientos, nuestra estructura empresarial, no nos sentimos como competidores, nos ayudamos, e incluso cuando es necesario derivamos residentes de unos centros a otros. Tenemos presente siempre lo que nos une: los mayores. Es muy alentador compartir problemas que en algún momento nos parecen a cada uno de nosotros como únicos e irresolubles, para constatar que a tu compañero también le ocurrió lo mismo y observar las distintas soluciones que cada uno dio. Siempre he creído que nuestro trabajo se basa en la realidad cotidiana, no existen leyes generales ni grandes teorías que puedan guiarlo, es un trabajo individualizado en cada persona y en cada situación y nuestra misión principal es encontrar ese camino personal y único de cada uno de nuestros mayores para proporcionarles una buena calidad de vida. No es fácil la tarea, es un equilibrio entre los cuidados profesionales con todo lo que ello implica y la convivencia diaria y rutinaria de cualquier persona, intentando respetar sus particularidades. Los resultados no son siempre gratificantes, hay mayores que nunca aceptarán el hecho de verse en un Centro y hay familiares que siempre se culpabilizaran por ello.
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Después de leer su aportación al blog, brillante y sobre todo muy educativo para los profanos en la materia, me queda la sensación que si pudiera o pudiéramos cambiar el nombre de mayores por el de ciudadanos en general, estaríamos ante la solución a todos los problemas que nos asfixian, y desde luego tendría mi voto para ser presidenta de lo que quisiera. Tenemos presente lo que nos une, dice en uno de los párrafos: nuestros mayores y proporcionarles una buena calidad de vida. Esto leido así y extrapolado a situaciones y actuaciones sociales de amplia envergadura, me parece una idea alucinógena, aun sin haber probado nunca ésas sustancias. Pero por otra parte a nadie se le impide soñar, por ahora.
ResponderEliminarLa última reflexión que hace sobre lo poco gratificante que es a veces su labor por la no aceptación de algunos mayores al verse en ésos Centros, por otra parte necesarios y ejemplo de dedicación, y el hecho de una solapada culpabilidad de los familiares, y aquí hago un inciso porque estoy convencido que la inmensa mayoria de familiares han conseguido un estado de satisfacción y de tranquilidad que no tenían antes de ingresar a sus seres queridos al cuidado de personas como ustedes, me parece que es una realidad en mayor o menor grado, pero siempre se agradece oirla con la claridad y buen gusto como nos la hace llegar.
Nada más, perdone si me he extendido demasiado, pero dejé volar mi imaginación. No volverá a ocurrir.
Reciba mi enhorabuena por su labor.
Muchas gracias por sus palabras, ya me gustaría a mí tener en mi mano el poder para solucionar no ya los problemas de hoy en día sino los problemas de cada una de las personas a las que intento cuidar. Aún así lo seguiré intentando.
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