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martes, 9 de febrero de 2010

El sentido de culpabilidad de las familias

He visto que Elvira se ha sorprendido del comentario que he hecho del sentido de culpabilidad de las familias, es probable que no me haya expresado bien. Te lo explicaré en primera persona, diciendote lo que yo sentí cuando tuve que ingresar a mi padre.
Cuando llevamos a un familiar a un Centro, no siempre estamos convencidos de que es lo mejor para él, y lo que es peor, en muchos casos el mayor no desea ir. En un porcentaje muy alto de casos es la solución mejor para su cuidado, lo sabemos, pero nos sentimos mal por no poder darle esos cuidados en su propia casa. Cuando le dejamos en la residencia nos invade el sentido de culpabilidad que se transforma en un afán constante de supervisión hacia la labor del personal. Nos mostramos dubitativos con la elección que hacemos del tipo de centro, pensamos que no le van a cuidar bien e incluso exigimos cosas imposibles. Durante el período de adaptación estamos pendientes de todo, de lo importante y de lo menos importante y manifestamos nuestras quejas incluso con impaciencia.
Esa fase pasa cuando nos damos cuenta de que las cosas son mucho más sencillas de lo que pensamos, que el cuidado de nuestro mayor exige profesionalización y que las personas que lo atienden tienen hacia él cariño y cuidado. A partir de ese momento nos sentimos mejor y comenzamos como familia a relajarnos y a colaborar en su cuidado.

2 comentarios:

  1. Digamos que las residencias geriátricas están aun muy mal vistas, tanto por el desconocimiento general como por la "desinformación" de los medios de comunicación. Así, solemos asociar las residencias con ancianos maltratados, con empleados en busca de herencias o con cualquiera de esas historias de sobremesa.

    Un saludo, Marilia, y ánimo con el blog.

    LMN

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  2. Y, desde tu punto de vista como profesional, ¿qué podrías decirnos a cerca de la soledad de los mayores?

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