Funcionamiento y reflexiones sobre la vida diaria de una residencia para personas mayores.
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martes, 23 de febrero de 2010
Un día lluvioso
Hoy llueve y hace viento. En la Residencia todos acusamos este mal tiempo, estamos un poco irascibles y poco comunicativos. Ayer tuve una conversación con la terapeuta ocupacional sobre la baja participación de los ancianos en sus clases y actividades. La media de edad es muy alta, hay muchos de ellos que apenas saben leer ni escribir y es normal su desinterés aunque intentemos que adopten otra actitud. Si una persona no ha leído nunca, ahora que no tiene vista ¿pretendemos que lo haga?, si la línea más larga que ha escrito es su nombre ¿vamos a hacer que nos escriba una carta? Si las únicas noticias que ha seguido con interés eran las de su propia calle ¿vamos a hacer que siga el debate del estado de la nación? A mi muchos días me aterra pensar que soy la persona que decide lo que comen, lo que cenan, cómo se les lava, cómo se cuida su ropa, las normas, los horarios...... ¿quién soy yo para decidir su vida? Sólo falta que les obligue a emplear su tiempo escribiendo o leyendo si no lo quieren hacer. Ya se lo bueno que es mantenerles activos, que trabajen con su cabeza pero también se que lo que se hace obligado no tiene el mismo resultado que lo que se hace con ganas. El fallo es nuestro por no saber atraer su interés, tenemos que aprender a hacerlo.
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