Funcionamiento y reflexiones sobre la vida diaria de una residencia para personas mayores.
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viernes, 15 de abril de 2011
Compartiendo
Desde hace un tiempo un grupo de directores de mi ciudad decidimos reunirnos de manera informal en torno a una comida, cuando nuestras obligaciones nos lo permiten, para compartir impresiones, aprender unos de otros y en definitiva no sentirnos aislados en nuestra función. Tengo que reconocer que cada vez que lo hacemos, al menos yo, me siento reforzada sacando siempre algo positivo. Somos diferentes en nuestros planteamientos, nuestra estructura empresarial, no nos sentimos como competidores, nos ayudamos, e incluso cuando es necesario derivamos residentes de unos centros a otros. Tenemos presente siempre lo que nos une: los mayores. Es muy alentador compartir problemas que en algún momento nos parecen a cada uno de nosotros como únicos e irresolubles, para constatar que a tu compañero también le ocurrió lo mismo y observar las distintas soluciones que cada uno dio. Siempre he creído que nuestro trabajo se basa en la realidad cotidiana, no existen leyes generales ni grandes teorías que puedan guiarlo, es un trabajo individualizado en cada persona y en cada situación y nuestra misión principal es encontrar ese camino personal y único de cada uno de nuestros mayores para proporcionarles una buena calidad de vida. No es fácil la tarea, es un equilibrio entre los cuidados profesionales con todo lo que ello implica y la convivencia diaria y rutinaria de cualquier persona, intentando respetar sus particularidades. Los resultados no son siempre gratificantes, hay mayores que nunca aceptarán el hecho de verse en un Centro y hay familiares que siempre se culpabilizaran por ello.
jueves, 7 de abril de 2011
Subida de sueldos
Acaba de salir la sentencia de la Audiencia Nacional fallando a favor de los sindicatos y determinando que los salarios de los empleados de residencias que se rijan por el V Convenio Marco Estatal tienen que ser subidos un 5% con efectos de enero de 2011.
Reconozco que tengo sentimientos encontrados en torno a este tema. Por un lado como directora y conocedora de los gastos e ingresos de un centro, veo que el año pasado no fue un año bueno. Nosotros tuvimos unos meses de ingresos muy justos, fallecieron varios residentes en un corto período de tiempo coincidiendo con las medidas de ajuste económico del Gobierno y nos costó volver a tener las plazas ocupadas. Muchas familias optaron por cuidar a los mayores en sus domicilios cobrando la prestación económica correspondiente y esto que era una excepción dentro de la ley de dependencia se convirtió en una norma. Se dispararon los precios de los combustibles y de la alimentación y el IVA como todo el mundo sabe también subió. Hace poco un compañero de otro centro me comentaba que la mayoría de las residencias estaban al 80% de su ocupación.
Pero por otro lado, como empleada a la que le afecta este tema en su economía familiar, no puedo dejar de pensar que es un trabajo que no está lo suficientemente pagado. Reconozco que soy afortunada porque la empresa para la que trabajo revierte sus escasos beneficios en el propio centro o en otros fines de interés social, sus precios están muy ajustados al coste del servicio. Aún así esto no impide que piense que deberíamos cobrar más y que las personas que desarrollan mejor su trabajo deberían ser recompensadas económicamente.
Por último constato lo que todo el mundo ve: cuando a las empresas les va bien y tienen superávit no se acuerdan de los asalariados ni comparten con ellos las “vacas gordas", eso no viene ni vendrá nunca en el Convenio.
Reconozco que tengo sentimientos encontrados en torno a este tema. Por un lado como directora y conocedora de los gastos e ingresos de un centro, veo que el año pasado no fue un año bueno. Nosotros tuvimos unos meses de ingresos muy justos, fallecieron varios residentes en un corto período de tiempo coincidiendo con las medidas de ajuste económico del Gobierno y nos costó volver a tener las plazas ocupadas. Muchas familias optaron por cuidar a los mayores en sus domicilios cobrando la prestación económica correspondiente y esto que era una excepción dentro de la ley de dependencia se convirtió en una norma. Se dispararon los precios de los combustibles y de la alimentación y el IVA como todo el mundo sabe también subió. Hace poco un compañero de otro centro me comentaba que la mayoría de las residencias estaban al 80% de su ocupación.
Pero por otro lado, como empleada a la que le afecta este tema en su economía familiar, no puedo dejar de pensar que es un trabajo que no está lo suficientemente pagado. Reconozco que soy afortunada porque la empresa para la que trabajo revierte sus escasos beneficios en el propio centro o en otros fines de interés social, sus precios están muy ajustados al coste del servicio. Aún así esto no impide que piense que deberíamos cobrar más y que las personas que desarrollan mejor su trabajo deberían ser recompensadas económicamente.
Por último constato lo que todo el mundo ve: cuando a las empresas les va bien y tienen superávit no se acuerdan de los asalariados ni comparten con ellos las “vacas gordas", eso no viene ni vendrá nunca en el Convenio.
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