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domingo, 21 de marzo de 2010

Individualizar

Hay momentos en nuestro trabajo que todos nos planteamos la pregunta ¿en qué consiste la atención individualizada? Si preguntamos a las familias suelen estar de acuerdo en que se les sirva la comida que a ellos les guste, que se les atienda sin demora en sus necesidades, que mantengan el horario que ellos quieran, etc. Tenemos que ser realistas, todo eso lleva un coste económico que difícilmente podrían asumir. El tema de las comidas es muy representativo de la atención individualizada. Se está imponiendo que el residente, siempre con 24 horas de antelación decida sobre dos menús. Tengo que confesar que en nuestro centro eso sería inviable. Aún en el supuesto de que lo lleváramos a cabo siempre habría residentes que cambiarían de opinión y que se generarían conflictos en una misma mesa con platos de comida distintos. Durante un tiempo estuvimos dando la fruta a elegir hasta que llegamos a la conclusión de que no estaban contentos. Ahora ponemos una fruta igual para todos y no ha vuelto a ser un problema. Algunas familias nos dicen: ¿qué os cuesta cambiarle la cena y hacerle una tortilla? Nos cuesta que hoy coman esa tortilla y mañana ya quieran otra cosa y no digamos si el compañero tiene la cena distinta, entonces para qué queremos más. Nosotros hemos llegado a la conclusión de que deben comer el mismo menú todos y que se debe variar constantemente. Otro tema es las horas de acostar. Los residentes válidos únicamente tienen la limitación del ruido, pueden acostarse cuando lo deseen. Otra cosa son las personas totalmente dependientes. Un centro no puede organizarse si no hay unos horarios y pautas de trabajo y aunque a las familias pueda parecerles que se acuestan temprano tienen que entender que también se levantan muy temprano (y no siempre porque nosotros les obliguemos). Antes de que comience el turno de noche todas estas personas tienen que estar ya acostadas. La tarea de acostar supone llevar a la persona a la habitación (a veces entre dos personas), ponerle al baño, limpiarle, ponerle el pijama, ajustarle el pañal y meterla en la cama. Muchos de ellos tienen medicación que tomar al acostar y todo ello hay que hacerlo de manera que a las 10 de la noche el centro esté en silencio. Cada familia sólo entiende de su residente pero tiene que multiplicar por el número de ellos que haya para entender que las cosas no pueden ser de otro modo.

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