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martes, 9 de marzo de 2010

Residencia versus hospital

En otra entrada de este blog he hablado de lo poco que me gusta asimilar una residencia a un centro hospitalario. Entiendo que el concepto no puede confundirse y nos cuesta mucho hacer entender a residentes y familias que nosotros cuidamos de su mayor y le proporcionamos atenciones que en su casa no serían posibles pero muy lejos de lo que tendría, o en muchos casos de lo que carecería, en un hospital. El problema es complejo porque incluso el propio personal acaba comparando su labor con la de un auxiliar de planta en un centro médico. En los hospitales españoles, al menos los que yo conozco, una persona mayor tiene que tener un acompañante día y noche para ayudarle en todas sus actividades de la vida diaria (técnicamente llamadas ABVD) El personal del hospital asea pero no baña, lava la cara pero no ayuda a afeitar, pone la comida pero muy raramente se la da al enfermo, levanta (mejor dicho el celador) pero si necesita sujeciones sólo lo hace en presencia del familiar y así con todas sus necesidades. Resulta paradójico ver la cantidad de personal por planta, que en muchas ocasiones está con los brazos cruzados, mientras muchas familias tienen que pagar a un cuidador en el hospital si ellos no pueden estar. No acabo de entender la función del auxiliar en el hospital. En alguna ocasión cuando hemos tenido a un residente en estado terminal, algún familiar nos planteó quedarse de noche para cuidarle. Nuestra respuesta ha sido siempre la misma: “usted quédese porque quiera estar con él en sus momentos finales, dándole su cariño y su amor, pero no para cuidarle, para eso estamos nosotros”

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